CLEARSPACE, EL ROBOT BARRENDERO DEL ESPACIO

Clearspace es el nombre de un curioso aparato que ha sido desarrollado por una startup suiza. La ESA (siglas en inglés para la Agencia Espacial Europea) ha decidido contratar a este robot barrendero para que se encargue de recoger la basura espacial que orbita alrededor de nuestro querido planeta Tierra. El proyecto está valorado en 117 millones de euros y tiene previsto que comience a principios del próximo año.

Se trata de un robot espacial de cuatro brazos que se encargará de recoger los fragmentos de basura que orbiten por el espacio y que posteriormente se trasladarán a la atmósfera terrestre para ser eliminados.

Según la Agencia Espacial Europea, alrededor de la Tierra existen alrededor de 34.000 objetos con un tamaño mayor a 10 cm de longitud que se han desprendido de antiguos satélites y que continúan flotando en el espacio. La mayoría de esta basura no puede detectarse desde la Tierra, pero esta basura flotante es un serio problema para la navegación espacial.

Clearspace: el fin de la basura espacial

Con la recolección de esta basura, se puede poner punto final a uno de los más grandes problemas que se originan en el espacio. Y es que, según datos de la NASA, más de 500.000 piezas de basura se encuentran atascadas muy cerca de la órbita terrestre. Como es de entender, esta situación supone un gran riesgo para satélites y naves que pueden colisionar con esos restos flotantes. Las consecuencias de ese impacto serían fatales, ya que esta basura viaja a una velocidad aproximada a los 28 mil km/h.

Existe una pequeña posibilidad de que esta basura espacial pueda precipitarse sobre el planeta Tierra, convirtiéndose en proyectiles y causando graves daños. Además, estos escombros pueden tardar años en descomponerse, por lo tanto, lo mejor es recogerlos y tratarlos.

Se tiene previsto que, en los próximos cinco años, miles de satélites nuevos sean lanzados al espacio. En cabeza de las listas de fabricantes de aplicaciones para la industria se encuentran los robots de Japón y las nuevas tecnologías requieren de la infraestructura espacial, ya que las comunicaciones, internet y la logística dependen de los satélites. Por eso es recomendable que, antes de mandar los nuevos al espacio, se recojan los restos de los viejos.